martes, 23 de abril de 2013

Sidonie y Christian M en el Club Slow de Barcelona

Los buenos amigos se pueden contar con una mano y sobran dedos, pero cuando además de tenerlos, trabajas con ellos en lo que más te gusta, se nota y mucho. Y es lo que les pasa a Sidonie. Tres grandes amigos que se unen para deleitarnos con su música.

Esta vez, la cita fue en el Club Slow, un pequeño local en el que la cercanía es lo primordial. Menos de 200 personas pudimos asistir a un pseudoacústico el viernes por la noche, en el que disfrutamos del grupo catalán sin las “trampas” de la distancia de los grandes escenarios.

Abrió la sesión Christian M acompañado solamente de su guitarra, pero no le hizo falta nada más para llenar sala con sus melodías. Canciones propias que no están editadas, letras en inglés y composiciones muy personales, con algunas versiones intercaladas, como la que cerró su actuación, “Hallelujah” de Leonard Cohen, que hizo totalmente suya.

Marc, cantante de Sidonie, y Marcel, guitarra, empezaron solos, casi en penumbra. Con “Giraluna” crearon un ambiente de total complicidad con los que allí nos dimos cita. Para cuando Jes y Axel, bajista y batería respectivamente, salieron al escenario, ya estábamos coreando las letras sin vergüenza ninguna a pesar de la extrema cercanía del grupo.


Hicieron un buen repaso a su discografía, transportándonos en el tiempo para que recordáramos “Nuestro baile del viernes”, “Sidonie goes to Varanasi”, “Feelin’ down” o “Fascinado”. También compartieron escenario con Miri, la hermana de Marc, para que se marcara unos fantásticos “Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo!” en “Un día más en la vida”, entre las sonrisas cómplices de los hermanos Ros.

Los momentos irrepetibles llegaron con las versiones, mezcladas entre sus éxitos. Marc se transformó en Dylan con “Subterranean homestick blues”, en Serrat en una bonita adaptación de “Una guitarra”, en los MGMT con la traducción de “Kids”, y hasta se marcó unos grandes agudos con un a capella del estribillo de “Mujer contra mujer” de Mecano, cuando se inventó una divertidísima historia sobre el origen de “A mil años luz”, según la cual dicha canción está inspirada en el día que conocieron a Ana Torroja.

Y poco a poco llegó el final, no sin antes hacernos un nuevo magnífico regalo: Desconectaron las guitarras, nos hicieron sentar en el suelo y, de pie entre el público, cantaron “All I have to do is dream” de los Everly Brothers. Un precioso final para un concierto de ensueño.

Un abrazo #siempreunabrazo
Bárbara López (@blmartos)

PD: Si queréis ver más fotos de nuestra compañera Bárbara, consultar este enlace:


Merece la pena! :)

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